Quietud, mi refugio, desde ella observo todo aquello que me inquieta y sin dudarlo me agarro con fuerza a mi vida, no quiero verla pasar, quiero viajar en ella.
Lo malo de la inspiración es que no basta con esperar a que venga. Hay que ir a su encuentro, con la cámara al hombro, con el ojo entrenado, reservándote tiempo para ella, disparando mil veces para encontrarte con mil mediocridades, madrugando o buscando la luz del crepúsculo... hasta que llegue.
Lo malo de la inspiración es que no basta con esperar a que venga. Hay que ir a su encuentro, con la cámara al hombro, con el ojo entrenado, reservándote tiempo para ella, disparando mil veces para encontrarte con mil mediocridades, madrugando o buscando la luz del crepúsculo... hasta que llegue.
ResponderEliminarBesos.
...que buena captura, Yaiza. Me gusta mucho. Reflexivo texto. Saludos.
ResponderEliminarRamón